Luis Miguel Romero Rodríguez: “La IA es una oportunidad para innovar en la evaluación”
Nota publicada originalmente en: Moncloa.com, Qué.es, y Corporate.es
Luis M. Romero-Rodríguez, con una trayectoria de 17 años en la enseñanza universitaria en varios países de habla hispana, incluyendo España, actualmente ejerce como profesor e investigador en la Universidad Rey Juan Carlos. Ha participado en numerosos proyectos de investigación y transferencia relacionados con la comunicación y la educación. Frente al impacto de la Inteligencia Artificial en la educación superior y los desafíos que su integración plantea, Romero-Rodríguez adopta una perspectiva optimista, reconociendo que el avance de la IA es inevitable “independientemente de las posturas de los expertos y académicos”. Enfatiza en las oportunidades que esto brinda, aunque destaca la necesidad de que los profesores evolucionen en sus enfoques didácticos y métodos de evaluación para adaptarse a este cambio.
En un entorno donde la tecnología se ha convertido en una extensión del ser humano, donde el teléfono móvil es una presencia constante y los influencers, sin requerir formación específica, ejercen influencia significativa, es complicado prever las innovaciones futuras. Este panorama presenta desafíos importantes para las instituciones educativas, no solo en términos de actualizar las habilidades del profesorado, sino también en adaptarse a los cambios que imponen tecnologías disruptivas como la Inteligencia Artificial generativa.
Según Romero-Rodríguez, la introducción y popularización de herramientas como ChatGPT, Gemini, MicrosoftCopilot o Jasper conlleva diversas oportunidades para personalizar y automatizar el proceso de aprendizaje, de manera similar a como lo hizo la llegada de Internet y los motores de búsqueda en su momento, así como las enciclopedias multimedia en el pasado. Sin embargo, el hecho de que los estudiantes puedan generar trabajos completos, análisis e incluso ensayos mediante el uso de la IA sin siquiera leer una sola línea, implica que los profesores necesiten innovar en sus métodos de evaluación. “Ya no basta con evaluar únicamente a través de trabajos escritos. Es crucial diseñar las tareas de manera que los alumnos se vean compelidos a aportar su propio conocimiento, ya sea mediante trabajos prácticos aplicados u otros tipos de evaluación como presentaciones, simulaciones o debates”.
El investigador señala que recientemente ha habido esfuerzos por introducir innovaciones en las aulas, como el aprendizaje a través de la práctica, el aprendizaje basado en proyectos, en problemas, el modelo de aula invertida, la gamificación y las simulaciones. En este sentido, sugiere que fomentar experiencias de aprendizaje innovadoras, incluso mediante el uso de inteligencia artificial en el aula, ayudará a los futuros profesionales a dominar estas herramientas sin descuidar las competencias y conocimientos esenciales. Esto es especialmente relevante dado que parece que la importancia de las titulaciones está disminuyendo y las empresas están valorando más las habilidades demostradas por los posibles candidatos.
Según el especialista, a pesar de la existencia de numerosas herramientas para identificar si un trabajo ha sido generado con inteligencia artificial generativa, como la plataforma de detección de OpenAI, la función de detección de Turnitin, CheckGPT, GPT Zero, Originality.ai o Undetectable AI, “la mejor forma de determinar si ha habido un verdadero aprendizaje siempre será a través del juicio del docente como experto en la materia”. En este sentido, aprecia que muchos campus estén proporcionando a sus profesores estas herramientas de detección, pero también enfatiza la importancia de enseñar cómo integrar la IA en cada asignatura, ya que cada vez más perfiles profesionales demandan este conocimiento como una competencia esencial de los graduados.
Aunque muchas universidades están implementando normativas, y en la mayoría de los casos prohibiendo, el uso de Inteligencia Artificial generativa en los trabajos y lo equiparan al plagio, Romero-Rodríguez sostiene que no se puede ignorar el impacto de la IA, ya que argumenta que cuando el proceso de enseñanza-aprendizaje y su evaluación están adecuadamente planificados, la IA puede representar un gran respaldo. “¿Cómo puedo exigir a un estudiante que no utilice IA en una asignatura de Publicidad, cuando en las agencias ya se están desarrollando campañas enteras con estas herramientas?”
Para Romero, además de una cuidadosa planificación y evaluación docente que incorpore métodos innovadores más allá del simple trabajo escrito, es esencial desarrollar criterios de evaluación claros que se centren en medir el aprendizaje real en lugar de simplemente generar contenido extenso. Además, sugiere que es crucial fomentar un diálogo abierto y debates informados en las universidades y otras instituciones de educación superior sobre las implicaciones éticas asociadas con la IA, la privacidad y los derechos de autor. Esto permitiría establecer marcos regulatorios que promuevan un uso responsable de la tecnología.